Para hablar de los retos del sector financiero frente a la pobreza en Colombia, es necesario iniciar con el siguiente panorama: Según el Banco Mundial (GBM), alrededor de 2.500 millones de personas no utilizan servicios financieros formales y el 75% de las personas de bajos recursos no tienen cuenta bancaria, debido a la ausencia de educación al respecto y a la falta de oportunidades que ofrecen las entidades bancarias para la gente que no tiene un empleo formal.

El problema es que tanto para personas naturales, como para los emprendimientos informales es importante tener acceso a productos financieros, que les permitan hacer transacciones, pagos, ahorros, obtener créditos, seguros, entre otros, y que cada uno de estos debería provenir de la banca, ya que son prestados de manera responsable y sostenible.

Así pues, que algunas personas no puedan acceder a una cuenta en el banco o formar parte del sistema financiero, se convierte en una problemática, ya que ante la imposibilidad de pedir préstamos a la banca tradicional, por su falta de historial crediticio, como solución, acuden a medios informales donde las altas tasas de interés no los dejan salir de la pobreza.

Es decir, la inclusión debería ser uno de los grandes retos del sector financiero, pues es clave para impulsar la prosperidad, puesto que poder tener una cuenta bancaria es una puerta de acceso a otros servicios financieros que ayudan a las familias a mejorar su calidad de vida y potenciar sus negocios.

Las microfinanzas, una posible solución

Actualmente, los microcréditos se han convertido en una oportunidad para las personas que viven del “diario”, ya que pueden cubrir sus necesidades y pagar sus préstamos a un interés bajo. Pues la idea de las microfinanzas es poder prestar cantidades de dinero pequeñas, a plazos cortos y con intereses bajos, condiciones que son apropiadas para el nivel económico de sus usuarios y que los cuidan de adquirir deudas que no pueden pagar.

De acuerdo con el último reporte de la situación actual del microcrédito entregado por el Departamento de Estabilidad Financiera del Banco de la República, “durante el cuarto trimestre de 2018, la percepción de la demanda por nuevos microcréditos se mantuvo estable, ubicándose por encima del promedio del último año, tanto para el mercado del microcrédito como para las entidades reguladas, y es la primera vez en tres años que este indicador se encuentra consistentemente en terreno positivo”.

Finalizando el 2018, en Colombia había 3,3 millones de usuarios de microcréditos con un aumento en los desembolsos del 3,1%. Es decir, este sistema se ha convertido en la luz al final del túnel para millones de personas que no están siendo incluidas por la banca tradicional, aunque la cifras de personas que continúan siendo usuarias del “pagadiario” y otros mecanismos de crédito ilegal continúa en aumento.

“Además de la inclusión, el otro reto es la educación financiera”

Para Edwin Claros, uno de los fundadores de Crecer Microfinanciera, empresa de microcréditos creada en el Huila con el propósito principal de apoyar el desarrollo de la región, facilitando recursos económicos a través de créditos de fácil acceso a personas de bajos recursos, menciona que una de las herramientas ideales para intentar solucionar la pobreza, además de la inclusión financiera, es la educación financiera.

Edwin Claros, retos del sector financiero

Cortesía ANDI

“La educación hace parte de la responsabilidad social que tienen las microfinanzas. Desde administrar de manera correcta los recursos e invertirlos acertadamente, hasta ayudar a las personas a que direccionen los excedentes que genera sus empleos o mircoempresas, eso es educación financiera”.

Para Claros, a parte de, como dice la ley 590 del año 2000,  ser indispensable que el proceso del microcrédito vaya acompañado de una educación financiera, es necesario realizar talleres antes de que se apruebe la solicitud del crédito, pues es el momento más oportuno para conseguir que las personas asistan y puedan usar lo que aprendieron para manejar su dinero.

Hay que tener en cuenta que los usuarios de los microcréditos no solo son de escasos recursos sino que también cuentan con menor formación académica, lo que se convierte en un reto por parte de las microfinancieras, pues la manera de contribuir debería ser desde la capacitación en diferentes temas que haga que las personas potencien sus capacidades y entiendan por qué no debería ser una opción un “pagadiario”, qué es un sobrendeudamiento y cómo invertir su dinero.

Falta respaldo de la Banca tradicional a los emprendedores microfinancieros

Edwin Claros es emprendedor, está en etapa de crecimiento. Su empresa ha iniciado el historial crediticio de muchas personas que, gracias a esto, seguro teminarán siendo clientes de la banca tradicional, por lo que siente que organizaciones como Crecer deberían ser apoyada por las entidades bancarias más grandes, y trabajar como aliados potenciales, para así mejorar la proyección, sostenerse en el tiempo y seguir avanzando juntos hacia soluciones sociales e innovadoras.

Aportar a la solución de pobreza en el país debería ser un objetivo común del sistema financiero y microfinanciero y las estrategias para ello deberían tener como palabras claves la educación, la inclusión y la colaboración.

 

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